La exposición compuesta por 130 obras se presenta por primera vez en Argentina y está organizada por la Boris Lurie Art Foundation (BLAF), de la ciudad de Nueva York, por el Museo Judío de Buenos Aires y por el Centro Cultural Borges.
La muestra se exhibirá en dos sedes: el Museo Judío de Buenos Aires ubicado en Libertad 769 y en el Centro Cultural Borges. La Boris Lurie Art Foundation (BLAF) imprimió un catálogo bilingüe que se presentará en el marco de las exposiciones. En ambas sedes la entrada es gratuita.
El título de la exposición, Memoria, abre la mirada hacia nuestra propia historia. Este artista nos deja el legado de su lucha por la verdad y la justicia. Su arma fue mostrar y no ocultar, con la esperanza que estos actos de horror y violencia no se vuelvan a repetir jamás.
A pesar de que la traumática experiencia de vida del artista está inmersa en toda su obra, es importante que no subestimemos su obra estigmatizando su trauma, y por el contrario, valoremos esa experiencia. Su historia merece y debe ser escuchada, su obra debe ser reconocida. Boris Lurie aún no tiene el lugar que debe tener porque su voz no quiso ser escuchada como tantas voces que hemos perdido, y justamente de eso se trata su obra, de la historia oculta y de las acciones y decisiones que tomamos cotidianamente sin pensar ni recordar. Esta exposición nos llama al compromiso y la responsabilidad.
La obra de Boris Lurie va más allá de sus dotes artísticas, su arte es activista, es solidario y comprometido y quiere sacudirnos y despertarnos para hacernos reflexionar.
Inauguración: miércoles 11 de octubre, 18 h
Cierre: 26 de noviembre, 2023
Sobre Boris Lurie (1924 – 2008)
Nació en Leningrado, en el seno de una familia judía. Con el crecimiento del Estalinismo, su familia se mudó a Riga, capital de Letonia. Tras la ocupación nazi en 1941, la familia fue dividida por género y reubicada en dos guetos diferentes. Su abuela, su madre, su hermana y su novia fueron víctimas de la masacre de los bosques de Rumbula junto a 36.000 mujeres y niños. Boris y su padre fueron trasladados a los campos de Lenta, Salapils y Stutthof en Alemania donde, obligados a realizar trabajos forzados, lograron sobrevivir. En 1945, las tropas americanas concretaron su liberación. Su conocimiento del alemán y el inglés le permitió traducir documentos para las tropas aliadas, lo que le valió el visado para emigrar a Estados Unidos en 1946. Junto a su padre se instalaron en Nueva York, ciudad donde su otra hermana vivía desde antes del Holocausto. Ese mismo año comenzó su carrera como artista. El arte para él fue su vida, su terapia y un modo de protestar contra el racismo, el antisemitismo y la hipocresía social que encontró en los Estados Unidos durante la guerra fría. El trauma del Holocausto lo llevó a canalizar su duelo a través del arte.
Junto a los artistas Sam Goodman y Stanley Fischer fundaron el “NO! Art Movement”, un movimiento artístico de vanguardia cuyo período más activo fue entre 1959 y 1964. Esta corriente fue creada con el objetivo de abordar temas como el imperialismo, la sociedad de consumo, el sexismo, el mercado del arte, la vulgaridad y la depravación. El Movimiento NO! Art buscaba la autoexpresión de las personas que condujera a la acción social, así como visibilizar los mecanismos de poder y criticar la creciente cultura del consumismo y el entretenimiento. Algunas de las obras de este período se caracterizan por la fusión del erotismo comercial con el holocausto dejando al desnudo la frivolidad del ambiente de la época y la ignorancia histórica. Esta es una de las razones por las cuales sus trabajos se encontraron con la indignación y el rechazo de los críticos, coleccionistas y los actores del mercado del arte establecido.
Se sumaron a este movimiento artistas como Rocco Armento, Isser Aranovici, Yayoi Kusama, Enrico Baj, Herb Brown, Allan D´Arcangelo, Erró, Dorothy Guillespie, Esther Morgestern Gilman, Allan Krapow, Jean-Jacques Lebel, Suzanne Long, Michelle Stuart, Aldo Tambellini y su gran amigo Wolf Vostell, entre otros. Si bien el NO! Art muestra similitudes con el Pop Art, el grupo disentía y condenaba al «Arte Pop» porque lo percibían como banal, como un arte de moda que buscaba aturdir en vez de hablar de temas importantes. El Movimiento se reflejó originalmente en la Galería de Gertrude Stein de Nueva York, y se manifestó en otras numerosas salas y museos de Estados Unidos, Europa e Israel.
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